Un sistema impositivo muy competitivo
A diferencia de muchos países de América Latina, que mantienen sistemas tributarios que ahogan la inversión privada para financiar un Estado ineficiente; Costa Rica tiene un esquema equilibrado.
El principal tributo es el impuesto sobre la renta, que tiene una estructura progresiva, que estipula que hay que tener un salario superior a los 1.300 dólares mensuales para que corresponda pagar.
Para salarios de entre 1.300 y 2.000 dólares, la primera escala, se abona el equivalente al 10 por ciento. Para sueldos superiores a los 2.000 dólares, la alícuota sube a 15 por ciento, el máximo para asalariados.
Los trabajadores por cuenta propia deben superar los 6.000 dólares anuales para tributar el impuesto sobre la renta.
Pero quienes provienen de otros países y obtienen sus ingresos de actividades originadas fuera de Costa Rica, están exentos de pagar el impuesto a la renta. Durante muchos años, eso atrajo a pensionados estadounidenses, que podían mudarse y seguir cobrando su pensión sin inconvenientes.